Rojo arriba, abajo y en todos lados. Una inmensidad de rojo en pinturas, esculturas, grabados, retratados en cuerpos femeninos que han sido víctimas de la violencia que aqueja a México.
La exposición Mujeres frente a la violencia presentada en el Salón de la Plástica Mexicana, retrata una mirada paralela de artistas que logran con una sutileza desenmascarar sus más profundos sentimientos en un fenómeno, que se ha llevado consigo millones de mujeres, inocentes. De acuerdo a la secretaria de Gobernación Olga Sánchez, en el país cada 160 minutos se comete un feminicidio, niñas y mujeres están expuestas, y las medidas para erradicar esta problemática son nulas.
Recorrer cada pasillo y sentir el frío por mi cuerpo, mientras observaba mujeres maltratadas, cadáveres, acoso, lo puedo resumir en una palabra, sufrimiento.
Cada obra en la exhibición replantea una forma de introducirnos en el dolor ajeno, para denunciar un hecho evidente que no sólo se queda en una pintura si no que traspasa el óleo, la cerámica, el yeso para ser tan realista como las miradas que observo en el vagón de mujeres, compañeras de la escuela, y hasta en mi madre, que buscan llegar con bien a casa y estar exentas de aparecer en periódicos, sumando una cifra más en las víctimas por parte de ex parejas, familiares, entre otros.
Esta exposición se inauguró en el ciclo del Día Intencional de la Mujer, dando inicio el 8 de marzo y que tendrá fin el próximo 21 de abril, ubicada en la calle Colima de la delegación Cuauhtémoc. Y ha dado cita a innumerables hombres y mujeres que se adentran a desgarrar sus miedos y verlos explícitos en cada multidisciplina artística.
La claridad presentada en Mujeres frente a la violencia, descubre un panorama lleno de consciencia en reconocer que el día de la mujer no es únicamente festejar ese día, sin duda es un trabajo en conjunto para dar soluciones a una justicia que hasta hoy en día no existe en el país, millones de personas sufren por aquellos que se excusan en que decir que la mujer siempre tiene y ha tenido la culpa.
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Por: Estefania Belmonte Camacho
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