Como se ha vivido los últimos años, el Ángel de la Independencia, el pasado 8 de marzo, se pintó de color morado, se rodeó de mujeres, listas para hacerse escuchar a lo largo de 4 kilómetros. La cita fue a las 2 de la tarde, la salida se daría dos horas después. Mientras tanto, todas se preparaban, repartiendo las consignas, pintándose la cara de rosa, morado o verde o simplemente, para poder encontrar al contingente con el que marcharían, porque eso era, la marcha por el Día Internacional de la Mujer, del 2019.
En punto de las 16 horas, los primeros contingentes se dispusieron a caminar. Las demandas exigidas fueron claras: fin de la violencia contra las mujeres, aborto legal hasta las 12 semanas de embarazo, acceso a los servicios públicos para las trabajadoras, pero, sobre todo, poner un alto al feminicidio en México, cabe recordar que, según las últimas cifras, 9 mujeres son asesinadas al día, de las cuales a pocas se les hace justicia.
Miles de mujeres caminaron hacia el centro histórico de la Ciudad de México, el camino fue por Paseo de la Reforma, se pudieron ver contingentes de periodistas, sindicatos, colectivos feministas como Pan y Rosas, alumnas de varias escuelas de la UNAM, madres de mujeres desaparecidas y asociaciones a favor del aborto.
La exigencia de la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa no se hizo esperar cada que algún nuevo grupo llegaba al antimonumento, instalado en el cruce de Reforma con Avenida Bucareli.
La marcha siguió hasta la glorieta del caballito, en donde las mujeres, se dirigieron a la Avenida Juárez. El ambiente no cesaba, a pesar de que, a esta altura, algunas jóvenes ya habían hecho pintas sobre el asfalto, monumentos, o incluso las paradas del Metrobús.
A las 6 de la tarde, frente a palacio de Bellas Artes un grupo de mujeres con vestimenta de construcción se dispusieron a colocar un antimonumento para exigir un alto al feminicidio.
Algo que no se vivía desde hace un tiempo se vivió el pasado viernes, la marcha entro a la plancha del zócalo capitalino por la calle de Madero, algo que no se había permitido desde hace años atrás. La famosa calle Madero detuvo sus actividades por más de 50 minutos para ver pasar y escuchar a las mujeres, cantos que retumbaron al unisón gracias a las construcciones altas. El camino estaba por terminar.
El día terminó con un mitin frente a Palacio Nacional, en donde se dijeron por un altavoz las exigencias de las mujeres de todo el país hacia el presidente Andrés Manuel. En la plancha del zócalo se siguió cantando, se bailó. Se hizo también la representación de las mujeres asesinadas a un costado de la asta bandera. Los edificios de alrededor se pintaron de color rosa, como muestra de solidaridad hacia las presentes, quienes poco a poco abandonaron el centro histórico, esperando que sus peticiones sean cumplidas.
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