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Con el corazón roto, anda y crea-rte.

Actualizado: 23 may 2019



El día 27 de marzo, la tercera Noche de Museos fue cómplice en esta ocasión de adentrarnos al antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, que hoy en día alberga al Museo de la Ciudad de México, abriendo sus puertas el 31 de octubre de 1964.


Por: Secretaria de Cultura de la CDMX

Desde el segundo piso se observó a todas las personas que dieron cita a las 19:00 horas para conocer la explicación a cargo de la nieta de Juan Gutiérrez Altamirano, interpretada por Nelly López, de una forma graciosa, alegre y con mucha educación acercó al público a imaginar la historia de la familia Calimaya, conocer su vida cotidiana y sentir una cercanía con el recinto.


Por: Estefania Belmonte Camacho

La gente, caminó de la mano con la actriz para ver más allá de esas puertas rojas, y reconocer los leones, escudos y relieves que tiene, así mismo cada cuarto, lo veían con determinación, y aquella capilla que en su momento cubrió ese rol, tenía a todos perplejos de tan sólo imaginar cómo se pudo haber visto antes.


Por: Estefania Belmonte Camacho

Fue así como terminada su interpretación de la nieta de Altamirano, dejó ver que su alma deambula en aquel lugar por culpa de haberse enamorado.

Enseguida aquellos sonidos de tambores comenzaron a retumbar por todas las paredes, bajaron por las escaleras la poetisa Elena de Hoyos, acompañada por Bárbara Cerón, quienes darían un espectáculo titulado “En memoria de las que les arrebataron la vida”.



Por: Estefania Belmonte Camacho

El mundo pareció que se detenía cuando ambas con cascabeles en sus pies, tomaron las fuerzas de aquellas que nos dejaron, una con su sutileza al tocar el arpa y por otro lado con desgarro, entonación hacía de sus interpretaciones un eco profundo,  entre las poesías se encontraron “Tríptico en grave”, “Hermanas en las sombras”,”Soneto a sentir ser mujer”, entre muchos, con la esencia misma del amor, violencia, pero sin dejar a un lado a la mujer como protagónico en cada momento.



Por: Estefania Belmonte Camacho

El silencio prevaleció, los aplausos se extendían y la creatividad asoraba con una forma de llevar al escenario improvisaciones desde movimientos hasta producciones sonoras, arrebataron los suspiros de cada espectador perplejo con la belleza de sus obras puestas en escena. 


Simplemente fue una noche majestuosa, para reflexionar  sobre nuestra forma de ver y vivir a través del arte algo que aterroriza y deja a la deriva tantas vidas. Nos hace cuestionarnos sobre ¿Qué esperamos para despertar de aquella realidad que nos deja destrozadas? Y acaso ¿El arte será nuestro último medio para que nos escuchen?


Por: Estefania Belmonte Camacho

 


Por: Estefania Belmonte Camacho 




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